1.La filosofía analítica
La filosofía analítica apareció como una reacción al idealismo predominante en las facultades de filosofía del Reino Unido o de Alemania. Esta propuesta filosófica alternativa se iba a centrar en el análisis del significado de los términos y enunciados. Es decir, el lenguaje pasó el centro de la preocupación filosófica.
Surge a comienzos del siglo XX y cabe mencionar a G.E. Moore (1873-1958) que, en 1903, publicó La refutación del idealismo, un ensayo en el que sometía a crítica el principio idealista que consideraba que la realidad dependía de los procesos cognoscitivos del sujeto. Advirtió que todo intento de demostrar este principio estaba condenado al fracaso, ya que era evidente que la realidad tiene una existencia independiente del sujeto.
Moore sostuvo que deben ser el sentido común- la experiencia cotidiana- y la claridad lingüística los criterios que guíen la reflexión filosófica. Criticó los abusos del lenguaje que, según él, habían conducido a la filosofía a alejarse de la verdad. Por eso, hay que analizar qué pretende decir cada filósofo y si lo que afirma se corresponde o no con la realidad.
De modo general, se pueden destacar las siguientes características comunes a todos los pensadore analíticos:
*La lógica y el método científico. La misión de la filosofía consiste en establecer la corrección o incorrección de los actos del pensar, así como determinar los métodos científicos válidos.
*La ciencia como único saber válido. Se asumen los postulados positivistas, de tal modo que el único conocimiento válido es el de las ciencias naturales (que se basa en la observación de fenómenos empíricos y el enunciado de sus leyes)
*El rechazo de la metafísica. La filosofía analítica consideraba las disciplinas filosóficas tradicionales como pseudosaberes, precisamente porque trataban sobre objetos que no eran accesibles a los sentidos) como Dios, el bien o el ser).
*La filosofía como saber instrumental. La filosofía, más que un saber, era un procedimiento para aclarar o analizare l lenguaje, evitar el uso de términos metaempíricos y determinar la validez de los enunciados lingüísticos.
2. L. Wittgenstein
Nació en Viena en 1889. Comenzó a estudiar ingeniería en Berlín, pero en 1908 decidió seguir sus estudios en Manchester. A su llegada a tierras inglesas, cambiaron sus intereses y comenzó a reflexionar sobre problemas lógicos y matemáticos, trabando amistad con Russell. En 1921, publicó su obra fundamental de esta época, Tractatus lógico-philosophicus. Tras un tiempo apartado de la enseñanza, volvió a Cambridge. Pasó este último período escribiendo la obra básica de su segundo período, Investigaciones filosóficas, que se publicó póstumamente. Enfermo de cáncer, Wittgenstein murió en Cambridge en 1951.
2.1. El primer Wittgenstein
Tradicionalmente, se ha diferenciado en la obra de Wittgenstein un primer período, en el que continúa la tradición del análisis lógico de la realidad que inició Russell, de un segundo período, en el que se centra en el análisis del lenguaje ordinario.
a)La filosofía como crítica del lenguaje. El primer Wittgenstein entendía que la tarea filosófica fundamental era delimitar los conceptos filosóficos y científicos, a partir del análisis lógico del lenguaje. La filosofía, principalmente, era una actividad que mostraba qué problemas eran reales y cuáles eran solo pseudoproblemas, creados por un uso impreciso del lenguaje.
Todo lo que quede fuera del ámbito de la filosofía. Es decir, de lo lógico y expresable con sentido- constituye, según Wittgenstein, el ámbito de lo místico.
b)La forma lógica. Para Wittgenstein, el mundo es lo que ocurre, lo que sucede; en otras palabras, la totalidad de los hechos. El lenguaje- como el pensamiento- representa al mundo. Pero esta representación es posible porque hay un rasgo común que mundo, pensamiento y lenguaje comparte: la forma lógica.
c)El sentido y la verdad de las proposiciones. Para este pensador, el lenguaje consta de proposiciones, que son figuras o representaciones, “pinturas” de los hechos o estados de cosas reales. Pero distinguió entre el sentido de las proposiciones y su verdad.
Una proposición posee sentido cuando dice o figura un posible estado de cosas. Lo que no tiene sentido- afirmó- no se puede pensar, sino solo mostrar. Así, también las proposiciones falsas tienen sentido.
Entendió la verdad como la conformidad de la proposición con el estado de cosas que representa. Por eso, para cerciorarse de la verdad o falsedad de estas, hay que proceder a su verificación empírica.
d)Ciencia y filosofía. Una vez que se verifican empíricamente, las proposiciones verdaderas conforman el conocimiento científico. Además, al informar sobre un determinado estado de cosas, este lenguaje permite ampliar el alcance del saber humano. De este modo, Wittgenstein fundamentó las ciencias empíricas.
Pero ¿qué ocurre con las proposiciones de la metafísica o de la ética? Para Wittgenstein, las proposiciones de estas disciplinas, al no tener correlato empírico, son un sinsentido. La función de la filosofía es, pues, terapéutica: evita las proposiciones sin sentido y las contradicciones lógicas.
2.2.El segundo Wittgenstein
Durante los años en los que estuvo retirado de la filosofía académica, el pensamiento de Wittgenstein sufrió un profundo cambio, alejándose de las tesis contenidas en el Tractatus. Su interés se centró en el lenguaje ordinario que usan los hablantes.
a)El sentido como uso. Wittgenstein se percató de que el lenguaje no científico también poseía sentido y significación. De esta forma, subrayó que el sentido de las proposiciones no podía depender de su referencia a un estado de cosas, como hasta entonces había sostenido.
En sus Investigaciones filosóficas, Wittgenstein propuso definir el sentido de las proposiciones en función del uso que los hablantes hacen de ellas. El primer Wittgenstein había intentado delimitar la forma de un lenguaje con sentido, a partir de exigencias lógicas. Se trataba, en definitiva, de construir un lenguaje desde la teoría. Sin embargo, este filósofo advertía ahora que el sentido del lenguaje no se podía separar del uso que los hablantes hacen de él.
Ahora bien, afirmar que el sentido del lenguaje depende del uso, conllevaba serias dificultades. Wittgenstein admitió que el uso de las palabras es, con frecuencia, equívoco y contradictorio. Surgía, por tanto, un claro interrogante: ¿cómo se podía determinar, entonces, el sentido del lenguaje? Solo sería posible, contestó, si se tenía en cuenta el contexto en el que se usan las palabras. Denominó a este contexto juego del lenguaje.
b)Los juegos del lenguaje. La categoría de juegos del lenguaje obligaba a admitir diferentes usos del habla, cada uno de ellos, con sentido. Hasta ahora, solo se había atendido- tal y como él mismo había hecho en el Tractatus- a la función representativa o enunciativa del lenguaje, es decir, al uso del lenguaje para describir el mundo. Sin embargo, también se utiliza para otras muchas actividades; por ejemplo, para dar órdenes, narrar historias o expresar sentimientos. En definitiva, según Wittgenstein, existe una pluralidad de usos lingüísticos o juegos del lenguaje.
c)Las reglas de uso.Lo cierto, afirmó Wittgenstein, es que las palabras que constituyen un determinado juego lingüístico adquieren un sentido propio, distinto de cualquier otro. De hecho, no existe un criterio que permita fijar unas reglas comunes a todos ellos. Wittgenstein sostuvo que el sentido del habla depende de las reglas específicas de cada juego de lenguaje- distintas de los de los demás-.
Las reglas que laten en cada juego de lenguaje determinan su ámbito de sentido. Un lenguaje, como cualquier otro juego, se define en función de sus propias reglas. Sólo atendiendo a su uso, es posible establecer su significado. Pero el sentido de un lenguaje depende de si sus proposiciones se construyen siguiendo las reglas que exige su ámbito concreto.
Wittgenstein negó, de este modo, la existencia de un lenguaje universal y que los diferentes lenguajes pudieran comunicarse entre sí. Entre ellos no hay nada en común; sólo se puede detectar cierto aire de familia entre algunos de ellos.
d)Las formas de vida y las imágenes del mundo. El lenguaje, para Wittgenstein, es una actividad humana más. Y, como cualquier otra, los juegos de lenguaje están determinados por sus respectivos ámbitos vitales. Cada lenguaje representa una forma de vida, que se fundamenta en un específico modo de actuar y que ofrece una imagen del mundo.
Existen, según este autor, muchas imágenes del mundo y no existe un fundamento objetivo que permita su comparación. Se forman como islas independientes, determinadas por su forma de vida y por sus reglas lingüísticas, sin nexos comunes entre ellas. De ahí que afirmara que esa pluralidad era irreductible e inconmensurable.
e)El comienzo de la filosofía analítica. Entre el primer y el segundo Wittgenstein se mantuvo una misma actitud filosófica. Este autor defendió siempre la finalidad terapéutica de la filosofía: debía clarificar las construcciones lingüísticas y determinar su sentido. Modificó, eso sí, la forma en que se debía aplicar la terapia. Durante toda su trayectoria intelectual, rechazó también la posibilidad de una filosofía con pretensiones universales.
Los resultados de su segunda etapa fueron tan paradójicos como lo habían sido los de la primera. ¿No sería también Investigaciones filosóficas un mero juego del lenguaje? ¿El valor de sus reflexiones no sería relativo a una determinada forma de vida? Parece ser que la respuesta del autor a estas preguntas fue afirmativa.
Desde esta perspectiva, los diversos métodos filosóficos se pueden considerar como juegos de lenguaje, cada uno, con su ámbito de sentido propio. El rechazo de una verdad que trascienda los métodos y posea validez universal implica una visión relativista del lenguaje y del mundo. La filosofía se reduce, de este modo, a la descripción de los usos del lenguaje. Se llamó a esta nueva forma de análisis filosofía analítica.
3. La filosofía como terapia del lenguaje
3.1. Crítica y análisis del lenguaje
Las Investigaciones filosóficas conciben el lenguaje como un instrumento con el que los individuos y las sociedades tratan de adaptarse a las circunstancias de su vida y mejorarlas. Su uso es tan necesario que acaba equivaliendo a un modo de estar en el mundo, es decir, que tiene un carácter existencial.
Quizá por eso las expresiones lingüísticas y sus formas, tanto si corresponden a un lenguaje ordinario como a un lenguaje ideal, ejercen una gran fascinación sobre los individuos. La desmesura de tal fascinación produce una “enfermedad” en la cultura y la sociedad, y su principal víctima suele ser la propia filosofía. Sin embargo, al ser esta un juego más del lenguaje, su función existencial no puede consistir en encorsetarse de modo doctrinario en esquelas idealizados y abstractos, aunque sean lógicos, sino en ser útil y gratificante.
Por eso, la filosofía debe proceder a hacer una crítica del lenguaje que luche contra la fascinación desmesurada que ejercen sus formas y expresiones. Debe, por tanto, ser utilizada a modo de análisis terapéutico (curativo) del lenguaje, en particular del propio lenguaje filosófico, cuya desmesura a menudo se ha revelado como una auténtica “enfermedad de la filosofía”.
3.2. La analítica como terapia
La terapia filosófica por antonomasia es la analítica y su modo de proceder habría de adecuarse a criterios de este tipo:
*El análisis filosófico consiste en diferenciar las proposiciones científicas de las que no lo son, especialmente de las filosóficas.
*El análisis filosófico consiste en despojar de malentendidos el uso de palabras y expresiones, y es, por tanto, en gran medida, análisis gramatical (semántico, sintáctico y pragmático).
En palabras del propio Wittgenstein: “Nuestra investigación es, pues, gramatical. Y esta investigación arroja luz sobre nuestro problema despojándolo de malentendidos. Malentendidos que se refieren al uso de las palabras y que están causados, entre otras cosas, por ciertas analogías entre las formas de expresión en diferentes regiones del lenguaje. Algunos pueden ser eliminados sustituyendo una forma de expresión por otra; podemos decir que se trata de una “análisis” de nuestras formas de expresión, puesto que el proceso, en ocasiones, tiene cierto parecido con la división” (Investigaciones filosóficas)
*El análisis filosófico necesita comparar los juegos lingüísticos de la filosofía (expresiones, proposiciones, teorías, doctrinas, etc.) a fin de “arrojar luz” sobre sus semejanzas y desemejanzas, sin encorsetar en formas inflexibles su propio lenguaje: “Nuestros juegos lingüísticos, simples y claros, no son estudios preparatorios con vistas a una regularización futura del lenguaje, como si se tratara de los primeros intentos aproximativos, cuando se ignora aún la fricción y la resistencia del aire. Los juegos lingüísticos han sido propuestos más bien como términos de comparación que pretenden arrojar luz sobre los hechos de nuestro lenguaje no solo por vía de semejanzas, sino de desemejanzas”. (Investigaciones filosóficas).
*El análisis filosófico no tiene una forma única y definitiva, pues solo es posible porque en las formas de expresión siempre hay algo oculto.
(AA.VV Historia de la filosofía 2 bachillerato. Editorial SM. Madrid. 2016 AA.VV. Historia de la Filosofía 2 Bachillerato. Editorial Casals. Barcelona. 2016)