Nació el 7 de abril de 1803 en París, en “pleno reinado” de Napoleón. Su madre era francesa y su padre, un rico aristócrata peruano, coronel de la armada española.
Los primeros años de su vida transcurrieron en un hogar al que no le faltaba de nada y por el que pasaban personajes de la talla de Simón Bolívar.
A la muerte de su padre, que no la reconoció nunca legalmente, y que ocurrió cuando Flora Tristán sólo tenía cuatro años, empieza a padecer una severa penuria económica. Entre otras cosas porque el Estado francés revolucionario no reconoce ni a la viuda ni a los hijos y les niega todo derecho, y pasan de vivir en uno de los barrios más lujosos de la ciudad a uno de los más pobres.
Flora Tristán será a lo largo de toda su vida una brillante autodidacta. A los 17 años Flora Tristán entra a trabajar como colorista en un taller de litografía. Se enamora de ella el dueño, André Chazal; el 3 de febrero de 1821 Flora Tristán se casa con él presionada por su madre para huir de la pobreza. El matrimonio tiene tres hijos. Uno de ellos, Alie Marie, será la madre del pintor Gauguin, de quien Flora es por tanto abuela. El matrimonio no fue por amor; tras sufrir toda clase de maltratos, se separa, se traslada a Inglaterra como criada y lucha por la custodia de sus hijos durante 12 años. Su ex marido llega a atentar contra ella y es encarcelado.
La experiencia en la fábrica, el contacto con los trabajadores, la explotación que sufren, despierta en ella el espíritu revolucionario y se convierte en una de las primeras luchadoras por los derechos de la mujer y precursora de los movimientos feministas.
Flora Tristán viaja por diversos países, realiza toda clase de trabajos y va tomando progresiva conciencia de su condición de paria. Entra en contacto con las organizaciones obreras inglesas. Se traslada a Perú, donde consigue de un tío una modesta pensión, y se dedica a arengar a las mujeres de Lima y Arequipa para que luchen por sus derechos y busquen su liberación. En este viaje conoce a Francisca Zubiaga de Gamarra, apodada “La Mariscala”, esposa del mariscal de Gamarra, que había participado heroicamente en la independencia peruana. La Mariscala representa para Flora el modelo de mujer liberada y activa en ámbitos tradicionalmente reservados al varón. No sólo toma importantes decisiones de gobierno por encima de su marido, sino que combate a caballo y es capaz incluso de dirigir tropas en el campo de batalla.
De retorno a Europa escribe Peregrinaciones de una paria, en la que ella misma encarna la situación de opresión en la que viven las mujeres en busca de una justicia que no se les reconoce. Pronuncia conferencias en diversas universidades europeas, exponiendo su tesis. A esta época se retrotrae también la lectura de literatura marxista en la que encuentra fundamentadas teóricamente las posiciones que ella defiende. Este contacto con el marxismo le dará a su feminismo un sesgo más universalista, si bien siempre fue partidaria de la revolución pacífica. De los movimientos obreros recaba también apoyo para su causa, dado que buscan directa o indirectamente lo mismo: un mundo mejor y más justo debe serlo también para las mujeres, que han de ser tratadas en plano de igualdad.
En 1835 publica, a partir de su propia experiencia vital, La situación de las mujeres extranjeras pobres en Francia. También es autora de la novela Menphis o el Proletario, de alto nivel literario.
En 1840 sale a la luz Paseos por Londres, obra en la que se decanta decididamente por el socialismo, criticando el capitalismo británico, al que considera responsable de la miseria en que viven obreros, niños- trabajando en las fábricas jornadas de catorce horas- y mujeres- prostituyéndose para poder sobrevivir-. También se opuso a la pena de muerte, a la esclavitud y al oscurantismo religioso. Es autora asimismo de La Unión Obrera y de La Emancipación de la Mujer. Intenta organizar en Francia una Unión Obrera según el modelo inglés. Propuso que cada obrero cotizada dos francos anuales, con los que se podrían financiar escuelas para los hijos de los proletarios. Algunas de estas ideas se verían más o menos puestas en práctica con los años.
Fallece el 14 de noviembre de 1844 a consecuencia del tifus, a la edad de 41 años.
Flora Tristán reclamó, adelantándose a su tiempo, la participación activa de la mujer en todos los ámbitos de la sociedad para lograr así su liberación e igualdad. Su propia experiencia le había enseñado que de lo primero que han de liberarse es del matrimonio como institución intolerablemente comercial en la que una mujer es prácticamente vendida a un hombre para que éste la esclavice durante toda su vida. En consonancia con ello, luchó también por la legalización del divorcio. Su lucha fue siempre en pos de una justicia universal que no hiciera infundadas distinciones entre hombres y mujeres, ni entre razas, modos de ser, credos o nacionalidades.
“El nivel de civilización a que han llegado diversas sociedades humanas, está en proporción a la independencia que han gozado las mujeres” (Flora Tristán)
(Agustín González Ruiz y Fernando González Ruiz. Historia de la Filosofía. Editorial Akal. Madrid. 2009)